lunes, 28 de junio de 2010


Extraído del Nuevo Diario. - NUEVA YORK._ La manifestación de duelo, matizada por las lágrimas de los padres y residentes de la comunidad de Harlem, que matizaron el viernes en la mañana los funerales de la niña dominicana Nicole Suriel de 12 años de edad, que murió ahogada en una playa de Long Island, se convirtió también en un foro para acusar directamente al director de la escuela Columbia, José Maldonado Rivera, quien tuvo que salir apresuradamente de entre la multitud. El funeral de la niña, que comenzó a las 10:00 de la mañana en la iglesia “La Anunciación”” y concluyó con su velatorio en la funeraria Ortiz de la calle 190 y avenida Broadway en el Alto Manhattan, atrajo a cientos de curiosos, amigos y vecinos de la familia.

Su cuerpo, en una ataúd gris claro, con bordes dorados, una corona de azar en la cabeza y lirios y claveles entre sus manos y alrededor del sarcófago, hacían más triste el ambiente fúnebre.

Su madre Marisol Suriel, se acercaba frecuentemente al cadáver para besar la frente de su hija y abrazarla, como no queriendo dejarla ir a la eternidad. El padre, desgajado también por los sollozos, era consolado por allegados y compañeros de trabajo del The New York Times, donde labora como vigilante.

Cerca de 100 compañeros de escuela de Nicole, todos vestidos de blanco, no ocultaban el signo de la tragedia y el trauma en sus juveniles rostros.

“¡Mi hija, hija mía!”, gritaba con fuerza la madre, mientras afuera, David Suker, padre de una compañera de la estudiante dominicana, le gritaba frente a todos y los medios al director Maldonado: “usted es el único responsable por esta tragedia”.

Reclamaba el encolerizado padre que dónde estaban los formularios que las escuelas deben enviar a los padres que autoricen los viajes y excursiones de sus hijos organizados por los planteles. Maldonado, se fue raudo en un vehículo, sin responder a los insultos ni preguntas de los reporteros.

El y varios maestros, están bajo investigación del Departamento de Educación que busca determinar su hubo negligencia en la muerte de la menor, hija única de la familia Suriel. También le gritaban que porqué no se les informó a los padres que los niños nadarían en las aguas del Océano Atlántico.

La playa de Long Beach, donde el martes de la semana pasada, se ahogó la estudiante criolla, es una de las más peligrosas de la ciudad. El alcalde se limitó a decir que nadie debe nadar en las playas cuando no hay salvavidas.

Al funeral asistió también el canciller de educación Joel Klein, quien se negó a hablar con los reporteros y dijo que sólo estaba para participar en la ceremonia, rehusando referirse a la investigación.

En tanto, docenas de personas, especialmente parientes cercanos de Nicole llegaron al velatorio vistiendo camisetas blancas con una foto de la menor y la palabra “El Sol de la Familia” en alusión que era la hija única.

La policía se ha unido a la investigación para determinar si los derechos de la niña, fueron violados o se puso en peligro su vida. Sólo tres adultos de la escuela acompañaron a los estudiantes en el viaje. Nicole cursaba el sexto grado y todos la describieron como una estudiante de excelencia académica que a su edad, comenzaba a descollar.

Uno de los 23 estudiantes que fueron a la playa con Nicole y que rehusó identificarse, declaró que nadie les advirtió que no podían nadar y que sólo les dijeron el límite de hasta podían llegar dentro del agua. Los padres de la víctima reiteraron que nunca firmaron un permiso para que la estudiante viajara a la playa ese día.

Nicole fue arrastrada por una fuerte corriente y su cuerpo fue hallado horas después por los rescatistas y dos días después de la tragedia, funcionarios de Long Beach, estaban permitiendo que se nadara sin la presencia de salvavidas, aunque letreros en la margen lo advertían.

Hoy lunes a las 11:30 de la mañana se llevará a cabo un servicio fúnebre especial y una vigilia en recordación a Nicole en la escuela Columbia.

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